La población más grande de la Chiquitania tiene dos aeropuertos, uno antiguo de tierra colorada en el centro de la población urbana y otro, nuevo, ubicado a 12 kilómetros en el área rural. Actualmente ambos están cerrados.
Por: Carlos Quinquiví

Existe preocupación entre las autoridades locales y la población de San Ignacio de Velasco porque ninguno de los aeródromos construidos en ese municipio puede ser utilizado, en plena situación de emergencia como la pandemia por el coronavirus
El primero, el más antiguo, que lleva el nombre del capitán Juan Cochamanidis, fue cerrado desde esta semana por determinación de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), debido a los avasallamientos de los autodenominados Sin techo, que han construido casas de material y otras viviendas rústicas a 20 metros del eje de aterrizaje, lo que constituye un peligro para las aeronaves, ya que por ley esa es una zona de seguridad.
Asimismo, el Aeropuerto Internacional de San Ignacio de Velasco, inaugurado en 2018 por Evo Morales, desde su entrega no entra en funcionamiento, y tampoco se han asfaltado los 12 kilómetros del camino de acceso a esa terminal.
El alcalde ignaciano Ruddy Dorado informó que se reunió hace tres días con personeros de Aasana que lo visitaron en su despacho y que, como Gobierno municipal, pidió que habiliten el nuevo aeropuerto internacional para los vuelos nacionales y extranjeros.
“Ellos (los funcionarios de Aasana) dijeron que mínimo en un año se lograría la certificación nacional e internacional para habilitar el aeropuerto», explicó, a tiempo de cuestionar que si el aeropuerto fue inaugurado en 2018, por qué en tres años no hicieron esos trámites.
«Ahora exigimos al Gobierno nacional y a Aasana que de forma inmediata gestionen la certificación del nuevo aeropuerto, porque el otro de tierra ya fue cerrado por la DGAC y estamos perjudicados con los vuelos de avionetas y aviones para casos de emergencia, como los de salud», dijo Dorado.
El pasado miércoles aterrizaron las últimas avionetas en San Ignacio. El sábado, los funcionarios del aeropuerto local recibieron la determinación de la DGAC de que se suspendan los vuelos a San Ignacio, por los avasallamientos de tierras del aeropuerto local, dijo un funcionario.
La autoridad edil explicó que esta semana recibió la visita de los avasalladores, a quienes manifestó que no tiene ningún compromiso con ellos, que no les prometió lotes ni en campaña política y que los loteamientos son ilegales.
Los avasallamientos son un serio problema para San Ignacio, porque al cerrarse el aeropuerto local, no hay vuelos para casos de emergencia, como transporte de vacunas Covid-19, tubos de oxígenos, «y es la población la que se perjudicará», dijo el edil.
Dorado también manifestó que, al no habilitarse el aeropuerto internacional, ni el antiguo aeropuerto se está frenando el desarrollo de San Ignacio, porque se puede abrir una gran avenida que conectará a la terminal de buses, y se podría mejorar el ornato público.
En la tarde de este domingo 23, EL DEBER encontró nuevos grupos de personas que ingresaron a la cabecera norte del aeropuerto antiguo, que se han repartido terrenos, y que pese a las inclemencias del tiempo montaron carpas y encendieron fogatas en el lugar.
Funcionarios de Aasana les llamaron la atención y manifestaron que por poco los agreden físicamente.
EL DEBER entrevistó a pilotos que expresaron su molestia porque el viejo aeropuerto es una amenaza para los aterrizajes, ya que deben esquivar las antenas colocadas por toda la zona, sin control alguno de seguridad y violentando las normas aeronáuticas. Asimismo, cada vez que deben aterrizar, se comunican con los controles para que retiren, camiones, vacas, caballos de los avasalladores del viejo aeropuerto.
También reclamaron que el nuevo aeropuerto siga sin funcionar, a pesar de tener todos los equipos, que ya deben estar por arruinarse debido a la falta de uso por tres años. Atribuyen esto a la burocracia para contratar al personal necesario.
