LA alcaldía paceña y Unicef integran la líneas Segura 156 y Familia Segura 800113040 para dar atención y contención a la población durante la 3a ola de contagios.

La crisis sanitaria que vive el país -y el mundo entero- genera una exacerbación de los factores de riesgo para el suicido. Ante el aumento de la soledad, la ansiedad, la angustia, la incertidumbre y la depresión -que pueden impulsar a las personas a tomar decisiones extremas- la alcaldía paceña y Unicef refuerzan e integran las sus dos líneas de apoyo y auxilio: la 156 y la 800113040.
“No es la primera vez que la sociedad boliviana sufre esta ola de violencia que nos lleva a feminicidios, infanticidios y suicidios. Venimos arrastrando un mal de hace muchos años, pero resulta que con la Covid esto se ha incrementado. La pandemia nos está dejando una sociedad sola, con incertidumbre y vacío y esto tiene dos reacciones: más violencia y más personas que se quitan la vida. Estos días hemos visto un aumento de estos casos”, señaló el alcalde de La Paz, Iván Arias.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año cerca de 800 mil personas mueren por suicidio, lo que equivale a una persona cada 40 segundos. Aunque ocurre en cualquier momento de la vida -a nivel mundial- es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años de edad. El 79% de los casos se dan en países de bajos y medianos ingresos.
En la región de las Américas el promedio de estas muertes, hasta antes de la pandemia, fue de casi 82.000. Con una tasa de 18,7 por cada 100 mil habitantes, Bolivia está entre los tres países con mayores índices.
Aunque se trata de una problemática de salud pública y mental, se habla muy poco del tema debido a los estigmas que lo rodean. Las políticas destinadas a su atención y prevención son muy escasas, tanto así que cuando se busca información no hay cifras oficiales y la responsabilidad de dar las tasas de mortalidad se pasa del Ministerio de Salud al Ministerio de Justicia o a la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia.
En diferentes instancias se indica que es un tema “psicosocial” o se argumenta que “hay una unidad de salud mental”.
Las líneas de apoyo
A finales de 2020, la OPS advirtió que debido a la pandemia varios estudios mostraron un aumento de la angustia, la ansiedad y la depresión en la población y especialmente en el sector de los trabajadores de salud. Esto sumado a la violencia, los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias y las sensaciones de pérdida puede incrementar el riesgo de que una persona decida quitarse la vida.
“Todavía no sabemos cómo el aumento de la depresión, la violencia doméstica o el consumo de sustancias impactará en los índices de suicidio en la región, pero es importante tomarse un minuto para hablar del tema, apoyarnos mutuamente en estos tiempos de pandemia y conocer los signos de advertencia del suicidio para ayudar a prevenirlo”, señaló entonces el jefe de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OPS, Renato Oliveira e Souza.
En este marco, Unicef y la alcadía paceña han decidido integrar sus dos líneas de apoyo para brindar una atención segura y pronta a la población. El objetivo es la prevención y reducción de la ola de violencia, feminicidios, infanticidios, inestabilidad mental y suicidios que se levanta en el país.
“Ya es un año que estamos trabajando con la línea Familia Segura 800113040. Se armó muy rápido porque se podían ver los problemas de ansiedad, depresión y salud mental que se iban a venir. Durante este año se han atendido 32.000 llamadas”, explicó el representante de Unicef en Bolivia, Rafael Ramírez.
El 22% de los casos atendidos en esta línea corresponden a crisis emocionales. Las pérdidas familiares, el desempleo o el estrés por confinamiento son solo parte de algunos de los factores que las provocan.
“Muchas veces la población se siente agobiada, con pensamientos suicidas, con cambios de humor, con estrés, con culpa, desolación… con preocupaciones varias. En ese momento, las personas no tienen quién las escuche, pero con estos esfuerzos vamos a hacer que la gente que necesita los primeros auxilios psicológicos puedan recibirlos en una llamada”, señaló el director de Defensoría Municipal de La Paz, Harry Suaznábar.
Recalcó que toda persona que necesite apoyo emocional puede contactarse con cualquiera de las dos líneas. Una vez que se reciba la llamada, se hará la conexión con los especialistas que tomarán el caso, escucharán y ayudarán de forma oportuna.
“Ahora vamos a expandir el alcance de la línea Familia Segura con la articulación a la línea segura de La Paz . Será un sistema cruzado. Ahora es urgente que la mayor cantidad de familias y personas sean atendidas”, afirmó Ramírez.

Medidas de seguridad
“Te amamos regresa a casa por favor”. “Quizá hoy no es un buen día, pero todo puede mejorar”, son algunos mensajes que ciudadanos y funcionarios municipales dejaron a lo largo del puente de Las Américas.
Debido a los hechos ocurridos en éste y otros puntos, la alcaldía ha determinado hacer las infraestructuras más seguras. En este caso se puso un enmallado a las barandas del puente y la Policía monitorea el lugar mediante cámara y un equipo se apresta a dar apoyo emocional. Un paso que en la mayoría de los casos evita el desenlace fatal.
El suicidio se puede prevenir y existen intervenciones eficaces. Si una persona detecta señales en ella misma o en un conocido, debe buscar ayuda de un profesional de la salud de inmediato.
156 y la 800113040 líneas en las que se puede pedir ayuda
El propósito de estas líneas es mejorar el servicio de atención a través de Plataformas de Atención Integral a las Familias (PAIF). Ambas son gratuitas.
La Línea Segura 156 será atendida por el personal de la Dirección de la Defensoría Municipal. No solo atenderá casos de violencia sino de salud mental y contención emocional.
No tiene costo y es para toda la población. Si usted siente que necesita ayuda o solo quiere ser escuchado, puede llamar a esta línea en cualquier momento, pues funcional las 24 horas del día, durante toda la semana.
La otra línea dependiente de Unicef es Línea Familia Segura 800113040. Esta es un call center gratuito. Atiende a la población con problemas emocionales por secuelas personales, familiares, económicas o de otra índole a consecuencia de la pandemia de la Covid-19.
Promueve un servicio especializado para brindar apoyo psico-emocional a las personas que lo necesitan, especialmente a los niños, niñas y adolescentes. Además canaliza denuncias por violencia para contribuir a la respuesta inmediata y efectiva del sistema de protección.
Si usted está pasando un momento difícil, no dude en contactarse con estas líneas. Habrá toda una red de apoyo dispuesta a darle la ayuda que necesita en este momento.
Cuidado: la depresión y ansiedad son parte de las secuelas que deja el virus tras la enfermedad
Según un estudio publicado en la revista The Lancet Psychiatry, dos de cada 10 sobrevivientes de Covid-19 fueron diagnosticados con depresión, ansiedad o insomnio tres meses después de dar positivo. Es decir que el 20% de los contagiados tienen el riesgo de desarrollar algún trastorno mental.
El estudio se hizo con los registros médicos de 69 millones de personas en EEUU, incluidos más de 62.000 casos de Covid-19.

“Había días que ya no podía. No reconocía mi propio cuerpo. Había perdido peso, mi cabello se caía a mechones… y por las noches tenía ataques de pánico porque sentía que el aire me faltaba, tenía terror salir a la calle. Eso además de la deuda enorme que tenía mi padre por mi internación… a veces solo podía pensar en como terminar con todo, sentía culpa”, relata Sonia M. (nombre convencional).
Tiene 32 años. Se contagió de Covid en la primera ola, cuando muy poco se sabía del nuevo virus, de la enfermedad que provocaba y de las secuelas que dejaba en quienes se infectaban. Al principio parecía una simple gripe, pero su cuadro se complicó. No podía respirar sin apoyo de oxígeno y estuvo a punto de ser conectada a un respirador.
Dice que estuvo varios días viviendo como en una nube en la que todo parecía borroso y donde no tenía noción del tiempo. Hoy los médicos le han dicho que tiene secuelas, pero que prácticamente su estado es bueno y físicamente se ha recuperado.
“Luego de la fase grave me decían que ya me había curado, pero yo insistía en que me sentía muy mal. Me dijeron que eran las secuelas y llegó el momento en el que me aconsejaron consultar con un psiquiatra porque todos los estudios salían bien. Fue duro para mí porque tenía la idea de que buscar ese tipo de ayuda era malo, que equivalía a estar loca, como si eso fuera malo… quería morir”, cuenta.
Lamenta que vivamos en una sociedad en la que nadie dice lo importante y normal que es la salud mental, más en un momento tan difícil como éste.
“He conversado con otros sobrevivientes y sí hay casos de depresión profunda, que si no tuvieran ayuda acabarían muy mal. Yo en algún momento lo pensé, después de haber luchado tanto por vivir, me sentía culpable, solo y quería que todo se acabara. Ahora que estoy con terapia se que no era la solución”, dice.
La comuna puso en marcha la línea 800135556 de atención al paciente con Covid-19. “Médicos voluntarios atenderán a las personas en estos momentos de desesperación y les darán ayuda”, señaló la secretaria edil de salud de La Paz, Cecilia Vargas.
Alertas, mitos y verdades del suicidio
Autoaislamiento, cambios drásticos de humor, alto consumo de alcohol o drogas, autoflagelación o cambios abismales de la rutina son posibles señales de que se está pensando en el suicidio.

“Hay otras alertas como: hablar abierta y recurréntemente sobre la posibilidad de perder la vida; acceder a productos químicos o fármacos; conseguir armas o acudir constantemente a sitios que son usados para estos fines etc.”, señaló el director de Defensoría Municipal de La Paz, Harry Suaznábar.
Indicó que es necesario que familiares, amigos y la población en general estén atentos a estas señales para poder brindar ayuda y así prevenir un mal desenlace. Afirma que es un tema del que se debe hablar sin estigmas y juzgar.
Para esto es necesario terminar con ciertos mitos, como el de hablar de suicidio es una mala idea y puede interpretarse como estímulo, o que quienes hablan de suicidio no tienen la intención de pasar al acto.
Los recursos de prevención del suicidio de la OPS y la OMS señalan que debido a la estigmatización generalizada del suicidio, la mayoría de las personas que están contemplando esta posibilidad no saben con quién hablar. Por ello, en lugar de alentar ese comportamiento, el conversar abiertamente puede dar a una persona otras opciones o tiempo para replantear su decisión.
“Quienes hablan de suicidio quizá estén tratando de pedir ayuda o apoyo. Un número considerable de personas que contemplan el suicidio están experimentando ansiedad, depresión y desesperanza y quizá sientan que carecen de otra opción”, dice el documento.
Otro mito señala que el suicida está decidido a morir. Sin embargo, estas personas suelen ser ambivalentes acerca de la vida o la muerte, por lo que el acceso al apoyo emocional en el momento propicio puede prevenir el acto. Los mayores riesgos suelen ser de corto plazo y específicos para una situación. Aunque los pensamientos suicidas puedan regresar, no son permanentes.
La mayoría de las personas creen que los suicidios suceden sin advertencia. Pero lo cierto es que en la mayoría de los casos les preceden señales que pueden ser reconocidas.