La festividad de la Virgen de Urkupiña continúa expandiéndose pese a la pandemia de la Covid-19. La devoción de empresarios, políticos, comerciantes y creyentes perdura en medio de dificultades para que Quillacollo se consolide como una ciudad santuario.
Guido Nájera, exconcejal y ferviente devoto de la Patrona de la Integración Nacional, destacó el aporte de los peregrinos para que la fiesta crezca y el municipio progrese con la práctica de tradiciones y costumbres.
Relató que la celebración comenzó a tomar impulso en 1926 cuando los niños de las escuelas Heroínas y Sucre transportaron piedras desde el cerro de Cota, lugar donde apareció la Virgen María de Urkupiña, al casco histórico para construir el templo San Ildefonso.
“No había la avenida Martín Cárdenas, por lo que se tenía que bajar por la calle Abaroa al Calvario. Las piedras se trasladaron en carretones tirados por bueyes, la edificación tomó años y se concluyó en 1947 bajo la dirección de Francisco Cano Galvarro”, afirmó.
Recordó que la extracción de piedras era la tradición más practicada por los peregrinos, quienes entraban a la capilla del cerro de Cota para devolver este material y dejaban adicionalmente una limosna.
“El devoto entraba a la capilla con las piedras que habían sacado un año atrás, lo que se extraía era considerado un capital prestado, y si le iba bien por obligación debía devolver con interés ese préstamo. Al momento de devolver las rocas debía depositar su limosna que era de un boliviano o cinco, esos fondos se empleaban para hacer mejoras”, puntualizó.
Hasta 1969 la gente acostumbraba entrar a la capilla con sus bolsas de piedras para hacerle tocar a la virgen lo extraído. En el lugar había personas que recogían las bolsas y las llevaban al altar para este fin, eso era posible porque en ese entonces la cantidad de visitas era de al menos 20 mil. Sin embargo, con el paso del tiempo, se optó por restringir esta acción porque la afluencia de creyentes era mayor, remarcó.
“La gente salía del cerro por un solo puente que estaba a punto de caer, uno debía meterse a la lama hasta la rodilla para salir del Calvario”, agregó.
La exautoridad aseveró que la devoción de algunos políticos también hizo que a nivel nacional la festividad cobre mayor notoriedad.
“Cuando estaba a cargo al monseñor Genero Prata se le ocurrió preguntar de forma espontánea si había gente de todo el país y las personas iban levantando la mano a medida que se mencionaba el nombre de los departamentos. En esa celebración estaba el expresidente Luis García Mesa, quien declaró que la fiesta era de la integración y prometió asfaltar la avenida Martín Cárdenas y lo hizo así”, dijo.
Nájera detalló que todas las obras y mejoras fueron aportes de feligreses en agradecimiento por los favores recibidos por la “mamita” y sostuvo que en 1990 la fiesta se extendió hasta Argentina.
Pese a todas estas mejoras, el exconcejal enfatizó que el comercio y la falta de planificación frenó la consolidación de una ciudad santuario y turística, en la que se priorice la revaloración del aspecto religioso de la festividad restringiendo lo comercial.
Tres tradiciones continúan practicándose
Estas actividades son la Feria de Alasitas, la extracción de piedras y la peregrinación.
OBSEQUIAN BANDA PRESIDENCIAL
Una de las anécdotas que varios feligreses recuerdan es la que le ocurrió al expresidente Jaime Paz Zamora, quien encargó la elaboración de una silla presidencial para la Virgen de Urkupiña y al siguiente año ocupó el cargo de jefe de Estado, por lo que conmovido decidió obsequiar una banda presidencial a la Patrona de la Integración, acotó el exconcejal Guido Nájera.
Subrayó que al igual que este caso hay el de otros políticos y empresarios que acudieron a la “mamita” para pedir favores que se cumplieron.
CONFORMAN MESAS DE TRABAJO PARA PRESENTAR POSTULACIÓN A LA UNESCO
REDACCIÓN CENTRAL
Hace pocos días se posesionó a un comité impulsor para postular la festividad de la Virgen de Urkupiña como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco) y así reciba un reconocimiento internacional.
El director de Culturas de la Alcaldía, Pablo Hinojosa, informó que se conformaron mesas de trabajos con fraternos, artesanos y diferentes organizaciones sociales para recolectar firmas e información histórica de la fiesta.
Anticipó que se prevé concluir con el trabajo hasta marzo del próximo año, porque también se coordinan acciones con el Ministerio de Cultura y la Gobernación.
Mencionó que ya cuenta con información para trabajar la primera fase, pero se necesitará presupuesto para completar el proceso.
Por su parte, uno de los organizadores de la entrada autóctona, Juan Espinoza, dijo que apoyan la postulación y ponderó el interés de las autoridades de los tres niveles.
Recordó que la fiesta en un inicio comenzó por la devoción de comunarios de Morochata, Cocapata y Tapacarí, quienes se reunían en la plaza de granos para ingresar a la 15 de agosto dando vueltas al son de música autóctona, una tradición que durante los últimos 21 años se intenta rescatar con una entrada.