Cuidando al sol es el primer largometraje de la directora cinematográfica boliviana Catalina Razzini. La cinta se rodó en la Isla del Sol y trata de un drama lleno de misterio y esperanza.
¿En qué se inspiró para filmar “Cuidando al sol” ?
Primeramente en la lectura de un poema de Marosa di Giorgio, poeta uruguaya que habla sobre la quietud que puede generar una espera, ¿qué es lo que sucede mientras una está quieta? Este cuestionamiento es el que me generó la primera imagen que desencadenó todo el resto de la historia. Una mujer joven, muy joven, sentada y quieta, mirando al horizonte sin hacer nada más que abrazar la quietud. Un personaje que se sienta a esperar que algo suceda, se sienta a cuidar al sol, mientras la vida le pasa por dentro y la rodea por fuera. Y para llegar a agarrar ese punto, es que el estar en la Isla del Sol era absolutamente necesario, y el trabajar en un “coming of age” era el espacio ideal y único para mí, para buscar este encuentro íntimo con nuestro personaje.
Las historias a veces vienen de lugares que no sabemos muy bien cuáles son, de razones que aún no comprendemos del todo, pero creo que sí generan la necesidad de ser contadas, es importante hacerles caso porque desde esos sitios es que podemos construir algo sincero, algo que si lo buscamos y construimos con rigor, puede llegar a hacerse tangible.
¿Cómo fue germinando este proyecto?
Tenía la necesidad y urgencia de explorar sobre varias temáticas que fueron acompañando mi vida a lo largo de los años. Temáticas como la espera, los lazos familiares, el “coming of age’” la quietud, entre varias otras. Y pues poco a poco, desde aquella primera imagen plantada en mí (de la que comenté en la respuesta anterior), fui construyendo la historia a través de incontables viajes a la Isla del Sol a lo largo de muchos años, generando encuentros y amistades entrañables con algunas niñas y adultos que la habitan, buscando y ampliando mis cuestionamientos cada vez un poco más e intentado conocer a fondo y en profundidad esto que tanto me interesaba.
Cada vez, con cada viaje, y con cada experiencia vivida, la historia fue creciendo en mí hasta poder ser puesta en papel y, ya ahora, en imagen y sonido.
Cuando estuve ya trabajado el guion, me acerqué a Paola Gozalvez de Pucara Films para intentar seducirla con el proyecto e invitarle a que se una a este sueño mío, como productora. Desde ese momento nos embarcamos juntas ya en todo el viaje que es levantar un proyecto cinematográfico en nuestro país. Sin la apuesta que ella hizo hacia la historia y hacia mí trabajo, creo que no podríamos estar hablando si quiera de todo esto.
¿Le tomó mucho tiempo elaborar el guion?
El guion ha sido desarrollado a lo largo de cuatro años aproximadamente, pero el primer esbozo de la historia se venía gestando desde antes. Primero fue una imagen, luego un personaje y un lugar, y luego se convirtieron en el guion de un cortometraje desde el cual crecimos para ya llegar al guion del largo hacia el 2015, donde tuve la primera versión y a partir de la cual fui escribiendo y reescribiendo. Este guion ha ido seleccionado para formar parte de algunos talleres, laboratorios y residencias de escritura, donde tuve la oportunidad de compartirlo y conversarlo mucho, un proceso altamente beneficioso para su crecimiento.
¿La historia de Lucía se refleja tal cual en el filme?
“Cuidando al sol” es una ficción, y, como tal, responde a una lógica planteada desde ese mismo espacio. Evidentemente nos nutrimos de un contexto específico, de una época concreta y existe un referente claro en la realidad. Pero nunca tenemos que perder de vista que se trata de una ficción que construye su propio mundo, lenguaje y verosimilitud a partir de lo que planteamos dentro de esa historia, con sus personajes y sus acontecimientos propios. Podemos intuir ciertos reflejos de realidad, pero creo que la ficción merece no ser visitada desde esos ojos, sino más bien desde la entrega a lo que ella nos propone. La historia de Lucía bebe de muchas conversaciones, reflexiones, lecturas, cuestionamientos, exploraciones, investigaciones, proponemos generar, desde todo ello, un diálogo y puentes de comunicación entre lo que planteamos en la película y lo que puede generar el espectador al verla.
¿Catalina se ve reflejada en alguno de los personajes?
Me veo reflejada en cada uno de ellos. Creo que todos los personajes tienen un poco de mí, algunos más que otros, pero siento que todos ellos tienen un pedazo mío trabajado de distintas formas. Algunos, será en su forma de caminar, otros en algunas reflexiones o diálogos, otros en las emociones que viven, en las discusiones que tienen. En sí, siento que hay mucho de mí puesto en juego, ya no solamente con y en los personajes, sino también, y un poco como suele hacer el cine mismo, en la manera elegida de trabajar el lenguaje audiovisual.
¿Trabajó mucho en la preparación de las niñas, tomando en cuenta que son oriundas del lugar?
Tuvimos un proceso largo con ellas previo al rodaje. Al tratarse de actrices naturales y niñas que nunca habían actuado ante cámaras, era importante no solo trabajar en cuanto a procesos actorales, sino también en cuanto a lo que el rodaje mismo iba a significar. Interiorizarlas en el lenguaje que se usaría, los momentos que ellas vivirían desde la preparación con vestuario y maquillaje y, por supuesto, en un trabajo intenso de lectura de guion para comprender la historia que estaban a punto de encarnar. Con todo esto ya planteamos muchas jornadas de trabajo en las escenas, basándonos en formas y herramientas actorales para poder adentrarnos en todo lo que significa su trabajo.
¿Cómo califica su primera experiencia en este largometraje?
De cada proyecto y rol que una desempeña se aprende mucho. Creo que la experiencia de todos los proyectos en los que trabajé, previos a este largometraje, han sido una escuela fundamental para poder encarar la realización de “Cuidando al sol”. Cada proyecto es distinto y plantea formas y modos de producción propios, tener eso claro ha sido muy importante el momento de encarar este proyecto que desde sus inicios presentaba características muy específicas y maneras totalmente distintas de hacerse, y con el maravilloso trabajo del equipo que me ha rodeado, hemos logrado llevar todo a cabo con muchas satisfacciones.
¿Cuánto de lo que aprendió en TAI se irradia en la película?
Creo que mucho. He tenido la fortuna de contar con un plantel docente maravilloso que ha sido fuente constante de inspiración para llegar a este punto. He aprendido mucho, sobre todo he podido expandir mis conocimientos e interiorizarme en maneras muy distintas a las que había conocido en nuestro medio para encarar una película. Esto me permitió hacer una simbiosis entre todos los aprendizajes y tener una pequeña caja de saberes y herramientas de las que se puede siempre ir eligiendo las más adecuadas, y por supuesto ir transformándolas a cada paso o sumando algunas otras. Algo que llevo siempre conmigo de todo el aprendizaje, es llevar en alto la honestidad y sinceridad del lugar desde el cual voy haciendo esto que tanto me apasiona.
¿En qué medida le beneficiaron sus estudios literarios para rodar?
La literatura es el sitio del que provengo y creo que mi trabajo está impregnado de ella. Siempre encuentro la forma de volver hacia ese lugar, ya sea haciendo referencia a textos que calan en mí, retornando a la lectura de autores de los que aprendo estructuras y maneras de construir las historias, o para encontrar incluso los cuestionamientos en que me interesa indagar, y responder ya desde el lenguaje audiovisual. Una de mis primeras búsquedas para hacer “Cuidando al sol” nace precisamente de ahí, de esas ganas de explorar pensamientos lingüísticos y literarios a través de un lenguaje audiovisual y encontrar un punto intermedio donde me sienta cómoda para construir la historia que llevaba en las manos.
¿Qué aceptación tuvo la película en España?
Ha tenido linda y buena aceptación, hemos tenido una crítica muy favorecedora y bastante interés en conocer un poco más sobre Bolivia, sobre nuestras protagonistas y el trabajo que realizamos.