La invasión rusa en Ucrania abre una ventana para un cambio de relaciones entre EEUU y Venezuela

Venezuela, principal aliado del Kremlin en América Latina, era un importante suministrador de petróleo a Estados Unidos, pero las exportaciones se vieron afectadas, no sólo por las sanciones de Washington, sino también por una mala gestión. Ahora, unas eventuales sanciones a crudo ruso podrían beneficiar al venezolano.

La semana pasada, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, declaró que puede suministrar gas y petróleo a Estados Unidos y que Venezuela tiene la capacidad de aumentar la producción del millón de barriles diarios a 3 millones en “poco tiempo”. Dijo también estar abierto a inversionistas de todo el mundo para producirlo y comprarlo, vengan de donde vengan.

Pocos días después de la alocución de Maduro, el diario New York Times, publicaba que una delegación de altos responsables estadounidenses viajaba a Caracas para discutir con el régimen venezolano una nueva relación comercial tras años de conflictos. Es la primera reunión a alto nivel en mucho tiempo, con representantes de la Casa Blanca y del Departamento de Estado.

Los estadounidenses están reflexionando sobre cómo castigar a Rusia sin que unas eventuales sanciones a la energía que exporta provoquen un aumento del precio del petróleo y en consecuencia del carburante. Sobre todo están preocupados por el tema del petróleo. Y para ello, miran hacia el sur del continente, Venezuela, país con el que las relaciones diplomáticas están rotas desde que en 2019 Washington reconociera como presidente legítimo al opositor Juan Guaidó.

En las últimas semanas, algunos inversores estadounidenses han emplazado a la administración de Joe Biden a que levante las sanciones contra Venezuela para que pueda enviar más petróleo bruto al mercado, según publica el diario Wall Street Journal.

La empresa Chevron también está presionando para que se modifiquen las condiciones de comercio de petróleo con Caracas. Lo que ha enfurecido a una parte de los republicanos que critican la decisión de Biden, como el senador Marco Rubio de Florida.

Biden «quiere reemplazar el petróleo que le compramos a un dictador asesino con petróleo de otro dictador asesino», escribió en las redes.