McDonald’s anunció que llegó a un acuerdo para vender los restaurantes que tenía en Rusia al empresario local Alexander Govor
Luego de anunciar su salida de Rusia, McDonald’s, el gigante de las hamburguesas que operó por más de 30 años en ese país, llegó a un acuerdo para vender sus restaurantes a un empresario local.
La compañía anunció que, Alexander Govor, que tiene una licencia para operar 25 restaurantes en Siberia, acordó comprar los 850 restaurantes rusos de McDonald’s y operarlos con un nuevo nombre.
Sin embargo, McDonald’s no reveló el precio de la transacción ni los términos de la venta.
Es la primera vez que la compañía se “desarmó” o salió de un mercado importante, pero señaló que mantendrá sus marcas registradas en Rusia y tomará medidas para hacerlas cumplir si es necesario.
Semanas atrás, varios medios informaron que una empresa rusa realizó una solicitud de marca con un logotipo muy parecido al de McDonald’s.
La venta anunciada el jueves está sujeta a la aprobación regulatoria y se espera que se cierre en unas pocas semanas, dijo McDonald’s.
McDonald’s dejó abierta la posibilidad de que algún día pudiera regresar a Rusia.
“Es imposible predecir lo que deparará el futuro, pero elijo terminar mi mensaje con el mismo espíritu que trajo a McDonald’s a Rusia en primer lugar: esperanza”, escribió el lunes el director ejecutivo Chris Kempczinski en una carta a los empleados. “Por lo tanto, no terminemos diciendo ‘adiós’. En cambio, digamos como lo hacen en ruso: hasta que nos volvamos a encontrar”.
Quién es el empresario que comprará McDonald’s
Alexander Govor, titular de una licencia desde 2015, también acordó retener a los 62,000 empleados rusos de McDonald’s durante al menos dos años en términos equivalentes. También acordó pagar los salarios de los empleados corporativos de McDonald’s hasta que se cierre la venta.
Govor es cofundador de Neftekhimservice, una empresa de refinado, y miembro del consejo de administración de otra firma que posee el hotel Park Inn y clínicas privadas en Siberia.
McDonald’s fue una de las primeras marcas de consumo occidentales en ingresar a Rusia en 1990. Su gran y reluciente tienda cerca de la plaza Pushkin en Moscú marcó una nueva era de optimismo tras la Guerra Fría poco después de la caída del Muro de Berlín.
