La modalidad ferroviaria continúa siendo la más eficiente y barata, especialmente para las exportaciones
No todo marcha sobre rieles para las empresas ferroviarias en Bolivia. A pesar de haber apostado con inversiones por cerca de $us 200 millones en los últimos años, los efectos de la pandemia del covid-19 y la sequía, que redujo el calado de la hidrovía Paraguay-Paraná, las locomotoras no terminan de arrancar.
El año 2020, fue dramático para el transporte ferroviario, ya que tuvo los peores registros: transportó -40,7% de carga y -73,5% de pasajeros con relación a 2019. Y aunque hasta mayo del presente año el transporte de carga se recuperó un 51,5% en relación a 2020, el de pasajeros no se reactivó, debido a las restricciones impuestas por la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transporte (ATT).
La empresa Ferroviaria Oriental (FO) enfrenta todavía una dificultad adicional: los fletes hacia la frontera con Brasil cayeron drásticamente debido a que las barcazas que reciben la soya -y sus derivados- y urea, principalmente, llevan el mínimo de carga, debido a que el nivel de las aguas en el río Paraguay llegó a un mínimo de 30 centímetros en algunos tramos.
La Gerencia de Relaciones Externas de FO informó que el mayor volumen de carga se dio en 2018, cuando la empresa transportó 2,24 millones de toneladas, constituyéndose en un récord en la historia de la Red Oriental. Sin embargo, en 2020, los volúmenes disminuyeron a 1,37 millones de toneladas.
“En la gestión 2021, aún continúan los efectos de la crisis sanitaria como también los bajos niveles de agua en la hidrovía, a lo cual se suma la situación de los incendios forestales en la Chiquitania. No obstante, se estima una leve recuperación del transporte de carga, esperando transportar 1,7 millones de toneladas”, indicó FO.
Por su parte, Cynthia Aramayo, gerente general de Ferroviaria Andina (FCA) afirmó que el tonelaje transportado por la empresa en 2018 fue superior a 1,1 millones de toneladas, volumen que se vio afectado en 2019, principalmente por los conflictos sociales en el departamento de Potosí, por lo que la empresa cerró la gestión con 990.000 toneladas transportadas.
“La actividad del transporte ferroviario y la de nuestros clientes, en especial del sector minero, se vieron afectadas por la pandemia y las medidas de contención adoptadas por el Gobierno, como la cuarentena rígida, las restricciones horarias, entre otras, por lo que el año pasado alcanzamos a trasportar 730.000 toneladas”, apuntó Aramayo.
Seguir apostando
A pesar de los obstáculos, las empresas ferroviarias siguen apostando por el transporte de la producción boliviana, y las importaciones de productos para la industria. Ferroviaria Oriental, por ejemplo, destacó que, en los últimos 10 años, desde la llegada del empresario Carlos Gill como principal accionista, la empresa ha ejecutado un agresivo plan de inversiones de $us 155,4 millones, destinados a incrementar su capacidad de transporte, mejorar la infraestructura, incursionar en logística integral, administrar puertos y terminales internacionales en otros países, construir centrales de transferencia de carga y centros de distribución, entre otros.
En ese sentido, ha incorporado 10 locomotoras de última generación y 500 vagones, con el objetivo de acompañar los proyectos nacionales que generan grandes volúmenes de carga; como la planta de cemento Yacuses y la planta de urea de YPFB. “Asimismo, la capacidad de transporte de la ferroviaria está orientada para otros grandes proyectos como; el desarrollo de Mutún y Puerto Busch, además del Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración, con importantes volúmenes de carga internacionales”, indicó FO.
FCA, por su parte, destacó que desde 2016, impulsó un plan de inversiones intensivo que ascendió a $us 38 millones, que incluyó la compra de tres locomotoras de última generación marca Stadler, especialmente construidas para operar en la altura y en las pendientes de las vías altiplánicas. “La empresa continuará con este plan de inversiones, así como la ejecución de nuevos proyectos”, añadió Cynthia Aramayo, al mencionar que en mayo se realizó una prueba operativa en el tramo Arica-La Paz, para lo cual se está valorando la factibilidad económica de ese corredor.
Efectivamente, en mayo, dirigentes del transporte pesado boliviano impidieron las pruebas del ferrocarril Arica-La Paz por considerarlo una competencia.

Transporte esencial para las exportaciones
La gerente técnico del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), María Esther Peña, ponderó que el transporte ferroviario forma parte importante en la logística del comercio exterior boliviano, ya que constituye una alternativa competitiva que coadyuva en la reducción de los costos de transporte para la carga de exportación e importación, facilita un flujo de diversas mercancías en grandes cantidades y esencialmente cumple una función de complementariedad por la combinación intermodal con otros modos de transporte, además de ser amigable con el medioambiente.
“Para alentar su desarrollo y mayor competitividad, se requiere que las condiciones de la infraestructura vial sean las más óptimas, las cuales garanticen la eficiencia del modo de transporte ferroviario, esto implica la conclusión de varios tramos férreos, el mantenimiento de los mismos y la interconexión de las Redes Oriental y Occidental; así como la realización del Proyecto del Tren Bioceánico”, consideró Peña.
El gerente de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), detalló que anualmente, por modo ferroviario, se transportan más de 950.000 toneladas en carga de exportación, la cual luego es reembarcada a los diferentes destinos en el mundo. “Es importante contar con la interconexión de las redes oriental y andina para dar opciones para el transporte no solo de carga, que proviene o está destinada a otros países, sino también para el abastecimiento interno; de igual manera se deben recuperar las conexiones que se tenían con Argentina y Chile y así diversificar la oferta de transporte”, consideró.
Por su parte, el presidente de la Cámara Nacional de Despachantes de Aduana, Antonio Rocha, afirmó que los ferrocarriles bolivianos son relativamente eficientes gracias a la modernización y las inversiones que han tenido. Sin embargo, precisó que el Estado no acompaña los esfuerzos al abandonar sus responsabilidades. “Cuando el tren llega a los puertos, tienen que haber facilidades portuarias y de operación. Los puertos privados (en la frontera con Brasil) están a pulmón propio, dragando, limpiando, gestionando para poder salir del canal (Tamengo), cuando esa es una responsabilidad del Estado.
En tanto, el presidente de la Cadex, Oswaldo Barriga, planteó que Bolivia puede convertirse en un país bisagra para el comercio internacional, pero el transporte debe funcionar de forma integral; es decir, el ferroviario, carretero, fluvial y aéreo en conjunto.


