Manifestación a favor del boicot a los Juegos Olímpicos de invierno en Pekín. Los Angeles (EEUU), 3 de noviembre de 2021. © AFP / Frederic J. Brown
Ni Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña o Canadá han mandado representación diplomática a Pekín para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno que comienzan este viernes. Esgrimen que Pekín no respeta los derechos humanos y en concreto denuncian el trato que recibe la minoría musulmana uigur. Pero esta preocupación es “una excusa”.
El no respeto a los derechos humanos en China no es nuevo. Desde hace décadas, las ONG publican informes sobre la violación de derechos básicos como la libertad de expresión, de prensa o la opresión de comunidades como la tibetana o ahora la uigur. Sin embargo, los occidentales no decidieron por ejemplo boicotear los JJOO de verano que Pekín organizó en 2008.
“China constantemente no cumple el respeto de los DDHH. Ya lo hizo en el Tíbet y ahora lo hace en la provincia de Xinjiang con la minoría musulmana. Eso es cierto, pero lo era también en 2008”, explica a RFI el especialista en Deporte y Política, Jordi Illa Boris.
En 2008 sí hubo manifestaciones en ciudades como San Francisco o París durante el viaje planetario de la antorcha olímpica pero ningún gobierno dio un paso adelante para plantarse y no enviar a sus representantes y es que China en la geopolítica no contaba como lo hace ahora.
No son los DDHH, sino razones económicas y militares
“Entonces China no representaba una amenaza económica para EEUU como actualmente. En el mes de agosto pasado, la vicepresidenta Kamala Harris hizo una gira en el Indopacífico para apoyar a esa zona en contra de la amenaza económica china, tenemos otro ejemplo como la alianza militar AUKUS entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia”, afirma el profesor en la Universidad peruana de Ciencias Aplicadas con respecto al pacto militar entre estos países occidentales para compartir tecnología avanzada en defensa y contrarrestar los avances de China.
“Hay toda una serie de cuestiones económicas y militares que no existían en 2008. Lo que quiere hacer EEUU es poner en evidencia esta situación, pero aprovechando la falta del respeto a los DDHH en China, es una excusa porque detrás hay una lucha en la zona del Indopacífico entre los dos países”, añade Jordi Illa Boris.
Este tipo de boicots “son simbólicos”
“Son simbólicos porque si miramos un poco la historia ningún boicot ha conseguido lo que pretendía. Por ejemplo, el boicot más fuerte que ha habido fue a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, un boicot liderado por Jimmy Carter de EEUU que quería que la URSS se retirara de Afganistán, ¿lo consiguió? No”, recuerda.
Para que algo cambie, dice el experto, lo que tendría que ocurrir es que los atletas hicieran algún gesto fuerte, entonces sí que podría haber algún efecto o más repercusión.
“Si un atleta que venga de alguna minoría hiciera un gesto en un podio en contra de las políticas chinas en el Tíbet o en Xinjiang, me refiero a un gesto como el que hicieron Tommie Smith y John Carlos, en México 68 a favor del Black Power, levantando el puño, eso tendría más eco que el boicot diplomático, pero no creo ningún atleta se atreva”, concluye el especialista en Deporte y Política, Jordi Illa Boris.
