Su visa de turista vence en unos días pero él quiere quedarse un año en el país para sumarse a otras causas. Está en La Paz y a cada paso que da se encuentra con un ¡gracias!

Hace dos semanas que el francés Alexis Dessard llegó a la ciudad de La Paz para encabezar la limpieza del lago Titicaca y del Valle de las Ánimas, pero ya está bien instalado en la urbe. Se aloja en Sopocachi y va a un gimnasio para mantenerse en evidente estado atlético. Cuando camina por la calle a pasos largos y firmes, y su melena rubia al viento, casi todos lo reconocen; unos sólo lo miran pasar, otros se le acercan para agradecerle, saludarlo y tomarse una selfie (en ese orden).
Si el extranjero ingresa a un café o restaurante provoca el mismo efecto, sólo que algunos de los propietarios o administradores le hacen llegar una atención. Cuando el turista aceptó conversar con Página Siete, después de una entrevista con otro medio y una sesión de fotos periodísticas en la plaza Abaroa, también permitió que la charla fuera en un café, que él eligió. La conversación comenzó al calor de dos capuchinos, que llegaron acompañados de unos croissants que nadie ordenó. «Cortesía de Manq’a», se adelantó a aclarar la joven que trajo el pedido, mirando al francés con una gran sonrisa que tenía la forma de un croissant.
Me ofrecieron dos vinos donde comí; compré pizza y no me cobraron; los bolivianos son muy amables conmigo, expresa alegre el francés que desató un movimiento de recojo de basura en toda Bolivia; pero su tiempo se agota en el país, pues en unos días vence su visa de turista y él quiere quedarse al menos un año para continuar con la tarea que comenzó, apoyar a los movimientos bolivianos que desde hace tiempo trabajan por el medioambiente y sumarse a otras causas, como la lucha contra la violencia hacia la mujer y la inseguridad.
Lo que quiero es que el Gobierno me ayude otorgándome una visa de cortesía de un año, para eso tengo que pedir el apoyo de las alcaldías, para que manden notas a la Cancillería y apoyen mi pedido, explica el turista que fue condecorado por la Cámara de Diputados.
El extranjero habla el español con solvencia. Aprendió el idioma de niño, en Costa Rica; allí vivió entre sus dos y siete años, hasta que sus padres lo llevaron nuevamente a Francia, donde creció, salió profesional, trabajo dos años y ahorró para hacer realidad su sueño: rodar por el mundo. Sólo que en su tercer destino encontró a Bolivia, que a primera vista le mostró uno de sus grandes problemas: la basura. Decidió convocar a los mismos bolivianos a recoger sus desechos, éstos lo siguieron, y ahora está en La Paz haciendo los trámites para renovar su permiso de estadía.
Estoy súper alegre desde que estoy en Bolivia, dice el trotamundos que puso una pausa a su travesía. Mi vida cambió en Bolivia, porque ahora tengo una meta más precisa, que será ayudar a cambiar las cosas, empezando por el medioambiente o la violencia contra la mujer, sostiene el joven que acaba de celebrar sus 25 años en la cima de un volcán.
Eso fue antes de llegar a Bolivia, a las semanas de haber salido de su país con un equipaje que pesaba 15 kilos. Ahí empacó tres camisetas, dos pantalones, cuatro pares de calcetines, un traje de baño y un par de zapatos de caminata. Incluyó una carpa, un colchón inflable, una lámpara, cámaras fotográficas, un dron y su celular, además de esa máscara de caballo lograda en goma que siempre lleva para hacer videos graciosos. Suficiente para dejarse llevar por el viento, afirma. Ésta es su conversación con Página Siete.
¿Hace cuántos días que saliste de tu casa, de Francia?
El 29 de diciembre del año pasado (2020) para descubrir el. Quería ver los paisajes, pueblos, su gente, sus culturas, todo lo que se puede descubrir. Empecé por Brasil, luego fui a Paraguay, ahora estoy en Bolivia. No tenía ningún itinerario, ningún plan, sólo me dejé llevar por el viento, dependiendo de lo que pasaba, aceptando todas las oportunidades; si alguien me proponía ir a la Amazonia al día siguiente, aunque estaba muy lejos, yo aceptaba.
¿Cuál es tu visión de la vida?
Aprovecharla. Terminé mis estudios en Francia y era el momento de vivir; no quería trabajar, aunque tuve una oportunidad de tener un trabajo con un buen sueldo; pero no quería estar en una oficina, bloqueado, esperando tener una deuda para una casa, una familia, lo que no me hubiese permitido hacer lo que hago ahora: viajar y descubrir el mundo. Mi visión de la vida es aprovecharla, hacer lo que me hace crecer y eso hago en Bolivia. Estoy súper alegre desde que estoy aquí.
Te movía un deseo individual y ahora haces algo que beneficia al conjunto
Siempre tuve el sueño de caminar por el mundo y de ayudar a cambiar algo, y todo se dio en Bolivia: estoy conociendo lugares, gente, culturas y, al mismo tiempo, siento que estoy cambiando algunas cosas gracias a ese movimiento grande por el medioambiente, y todo comenzó sin calcularlo. Mi vida cambió porque ahora tengo una meta más precisa, intentar cambiar las cosas, empezando por el medioambiente; luego tratando de resolver otros problemas, como la inseguridad y la violencia contra la mujer, que se muestra como un problema mayor. Tengo una ventaja: el apoyo de la prensa y de las redes sociales. Quiero aprovechar esto para hacer buenas cosas.
¿En Bolivia comenzaste a pensar en sumar tu ayuda para frenar la violencia contra la mujer y la inseguridad?
No. Cuando terminé mis estudios, hace un año, hice una aplicación móvil para que la persona que se sienta insegura en la calle pueda lanzar una alerta a todos los usuarios de la app, y empezó a funcionar en Francia, con unos 15.000 registros.

Muchas personas tienen el sueño de cambiar algo desde donde están, tú lo estás logrando, ¿qué hay que hacer?
Intentar lo suficiente. Yo intenté. Hay otros factores que entraron en juego: se sumaron otras personas y el apoyo de la prensa. Pero todo vino de manera natural.
¿Cuánto creciste en las redes?
Estaba presente en las redes, construyendo mi blog para mostrar mis viajes; hacía videos, sólo que muy poca gente los veía; pero ahora esa gente se multiplicó por mucho. En Instagram pasé de 900 a 14.000, en YouTube de 80 a 4.000. No tenía cuenta en Tik-Tok, pero ahora sí y tengo 15.000 seguidores; en Twitter tenía dos seguidores, ahora tengo casi 3.000. Todo se multiplicó con las campañas de limpieza.
¿Alguna organización está detrás de lo que estás haciendo?
No, para nada. Desde el inicio estoy haciéndolo solo, claro que muchas instituciones, empresas y personas se suman a las campañas y nos apoyan con el transporte, bolsas y guantes para levantar la basura; nos aportan refrigerios, agua, gel para desinfectar manos, pero no tengo la subvención de ninguna organización.
¿Con qué dinero financias tus viajes?
Viajo con mis ahorros. Trabajé dos años antes de empezar mi vuelta al mundo para lograr un presupuesto que me permita comer todos los días y dormir, cuando no es una carpa, en un hostal. No recibo donaciones. En mi sitio web tengo un botón de donaciones, ahí recibo un poco de dinero desde hace un tiempo, pero creo que son más de mi familia (risas); algunas personas me ayudan, pero no es suficiente dinero para vivir.
¿Hay momentos de desánimo?
Siempre, pero ponen la adrenalina. Cuando limpiamos el Valle de las Ánimas, por ejemplo, estuvimos como una hora sin poder ingresar porque no se habían realizado las gestiones necesarias y los comunarios no querían abrir la tranca, pero con diplomacia logramos el permiso. Es como si los planetas se alinearan para que todo se facilite, ¡es genial! Otro momento de desánimo, pero de otro tipo, fue cuando fui al Desaguadero y noté que la contaminación no era como para promover un proyecto binacional, lo que hubiera sido maravilloso, pero guardo la idea para unir la solidaridad de peruanos y bolivianos.
¿Cómo comienzan tus días?
Duermo como seis horas por noche y cuando despierto, abro los ojos, ya estoy motivado y no puedo dormir más porque tengo cosas que hacer. Mi primer pensamiento es: ¡oh!, qué bueno que sea cierto. Cada mañana pienso en lo que fue el día anterior y siempre son buenas noticias.

Te volviste un influencer en Bolivia y algunas tendencias políticas usaron tu imagen con determinados fines, ¿qué opinas?
Es lo que pasó con la wiphala, en una página falsa de Facebook con mi nombre, donde usaron una foto mía con la wiphala y unas declaraciones en las que supuestamente digo que está muy que hubiesen quemado esa bandera. Eso no es cierto; yo no estuve en el país cuando pasó todo eso. No conozco aún la historia del país y no me atrevería a hacer publicaciones políticas.
Estuviste en la posesión de Eva Copa como alcaldesa de El Alto
Sí, me invitó. La vi días antes de su posesión, charlamos una dos horas y coordinamos algunas ideas para campañas de limpieza en El Alto con la participación de la población. Coordinaremos en los siguientes días la campaña.
Fue un acto político
Algunos embajadores me invitan a reuniones, puede ser visto como un acto político porque son personas políticas, pero no me puedo prohibir verlos; para mí es un honor ser el invitado de un embajador. También acepté invitaciones con otros políticos de Bolivia: en Oruro colaboré con el Alcalde que era del MAS, en el Salar de Uyuni estuve con el Alcalde que no sé de qué partido es, en Copacabana y Tiquina lo mismo. Si me reúno con políticos es para encontrar colaboración y solución al tema medioambiental, no para apoyar a su partido.
¿Te buscan autoridades, representantes internacionales?
Sí, me contactan, la ONU, por ejemplo, y me encantaría unirme a este organismo porque es el factor neutral que yo tengo, sin colores políticos, para hacer acciones en favor del medioambiente y otros temas. También me reuní con empresas que tratan la basura, me motivaron, me mostraron una planta que convierte los plásticos en gasolina y diésel. Sólo faltan leyes, que el Gobierna diga que acepta comprar ese diésel. Otra empresa que recicla metal en Santa Cruz también me invitó. Una gran parte del trabajo contra la basura será la concientización y la infraestructura, tener diferentes basureros para la clasificación de la basura.
Bolivia es un destino en tu plan de recorrer el mundo y en algún momento te tienes que ir
No me quiero ir, estoy pidiendo la visa de cortesía de un año en Bolivia. En unas semanas se supone que tengo que irme porque se vence mi visa; si no la renuevo tendré que pagar algo de 30 bolivianos por día, y eso no sería bueno para mí y no porque sea mucho o poco; sin embargo, muchos me quieren ayudar, nada más que tengo que hacer unos trámites y presentar ciertos documentos, cumplir lo legal. Fui a Migración y a la Cancillería, me dijeron que tengo que pedir apoyo de las alcaldías para que manden notas pidiendo que se me otorgue esa visa.
¿Cómo ven en tu país lo que haces en Bolivia?
Creo que no llegó mucha información a Europa, creo que algo a Italia porque me escribieron para comentarme sobre la limpieza que hicimos en el lago Uru Uru. En Francia creo que aún no saben casi nada; me llamó un periodista pero fue para hablar sobre la aplicación que hice el año pasado.
Alexis Dessard tiene previsto estar hoy en Tarija para encabezar una campaña más, ahora para limpiar el río Guadalquivir. Después debe regresar a La Paz y continuar los trámites para ampliar su visa. En la ciudad ya lo esperan. El café Manqa, por ejemplo, publicó en su muro de Facebook la noticia de su visita al local y puso una foto del francés en el lugar Te esperamos pronto, caserito, escribieron. (pagina siete)