A pocos días de la realización de la entrada folclórica del Señor Jesús del Gran Poder, artesanos de La Paz trabajan sin tiempo en los últimos detalles de los disfraces, los trajes de varones o las polleras, blusas y mantas de las cholas que exhibirán sus pasos de elegantes morenas.
En algunas tiendas de la calle Max Paredes, de la Juan Granier o la Los Andes la actividad es intensa. Los familiares del artesano están ocupados en que los trajes, los bordados salgan con filigranas, con un buen acabado. La fiesta más importante de La Paz hace sentir su efecto económico, el impulso reactivador.
Doña Angélica P., vendedora de telas en la zona Max Paredes, relata que la pandemia afectó duramente a su rubro y que ahora poco a poco están reactivando sus negocios y lamenta que el Gran Poder tenga pocos efectos para ella y sus colegas. “Ahora los pasantes se compran la tela, algunos la traen de otro país y lo hacen costurar, a nosotros no nos conviene trabajar con ellos porque quieren muy económico, ya no ganamos nada y nuestra económia está baja”, explica la señora Angélica.
Angélica recuerda que hace años se vendía muy bien, ya que los pasantes gastaban su dinero para organizar estas fiestas, pero ahora lo ven como una inversión de la que hay que sacar la máxima ganancia, con la venta de tela por ejemplo.
“Antes pasaban con su dinero, ahorraban para hacer la fiesta, ahora quieren sacar todo de la ropa, entonces buscan más barato y eso es trabajar para ellos, a nosotros no nos conviene trabajar así”, añade.
La alcaldía de La Paz ha impulsado campañas de vacunación para que los fraternos participen alegremente en la festividad de la próxima semana y reduciendo las posibilidades de contagio por Covid. Así, las comerciantes de telas, prendas y adornos esperan la llegada de los fraternos, pero la competencia hace que baje las ventas.
“Ahora las personas ya bailan normalmente sin miedo al Covid. Eso sí, nos ayudó mucho que autoricen la fiesta del Gran Poder, porque antes que empiece, no bailaban, por miedo, ahora bailan sin miedo en cualquier lado, pero la competencia es mucha, uno agarra el contrato y es el que vende”, agrega.
Doña Gladys Q., bordadora y comerciante de chalinas, mantillas, corbatas, en la calle los Andes, reconoce que se activó el movimiento de danzarines y la venta de los productos que involucra estas festividades, pero en comparación con anteriores versiones, la demanda es muy baja.
“La venta de corbatas y mantillas para las preentradas bajo mucho, ya no llevan como antes; antes en estos días qué íbamos a a estar descansando, sabemos estar trabajando sin tiempo, pero ahora los pasantes se encargan de la venta y en un solo lugar”, dijo doña Gladys.
Además, muchos folcloristas no están bailando porque aún tienen miedo al Covid o porque algunos están pasando duelo. “No realizamos bordados como antes, yo vendí este año una cuarta parte nomás. Si ya bailan, pero poco para este Gran Poder”, sostuvo.
María V., comerciante de polleras y blusas, dijo que este año no vendió como en el pasado. “A mi negocio no le afecta el Gran Poder, porque algunas nomas se benefician, los que agarran el contrato, los demás continuamos así bajos en la reactivación, solo se benefician unos cuantos, algunas veces son los mismos pasantes, entonces la economía se mueve donde ellos nomas”, manifestó la señora María.

Rolando Ramirez es comerciante de calzados para mujeres que visten de pollera, y lamenta que la demanda aún es baja, pero tiene la esperanza de que suba la semana que se inicia. “De a poco está volviendo la reactivación, de a poco, este año ha bajado, poco estamos vendiendo”.
El comerciante coincidió con otros entrevistados al afirmar que el Gran Poder no impulsó su economía como ocurrió en años anteriores. De todas maneras, a través del semanario El Compadre, invita a las folcloristas a pasar por los puestos de venta de calzados ubicados en la calle Max Paredes.
“Para mí no hubo un gran cambio en la demanda de mis calzados, porque generalmente en el Gran Poder sé vender más, ahora creo que ellos nomás son los que hacen contratos y de un solo lugar se compran, todas las señoras de las fraternidades”, lamentó el comerciante.