El mejor momento de su gestión: la inauguración del PumaKatari. El peor: el deslizamiento de Callapa. La Alcaldía que deja está en crisis financiera, pero dice que es culpa de la pandemia.

Se convirtió en alcalde de La Paz a los 38 años. 11 años después deja la silla edil con 49 años cumplidos, varias canas pintando en su cabello y, según dice, siendo una mejor persona. «La gente dice que era más serio, más torpe, más distraído, pero he hecho esfuerzos por mejorar, por evitar actuar con torpeza con la gente y tratar de sonreír más, y en eso mis hijas me han ayudado y por supuesto mi esposa, creo que soy mejor persona», dice.
Y así, con una sonrisa llega al Jardín Japonés para esta entrevista con Página Siete, vistiendo una camisa blanca y sin su archiconocido chaleco amarillo que lo acompañó en su gestión.
Repasa momentos buenos, momentos tristes, errores políticos y responde al alcalde electo, Iván Arias, quien no para de decir que Revilla le está dejando una Alcaldía en crisis y con una enorme planilla.
¿Y qué hará ahora? Descansar, visitar a su madre en Cochabamba y a la familia materna de su pequeña hija en Santa Cruz. Durante su gestión como alcalde se casó con la cruceña Maricruz Ribera quien, según cuenta, también sufrió los rigores de la persecución en pleno embarazo y tuvo que ir a declarar a la Fiscalía dos días después de dar a luz. Pero, dice que ahora están felices y «pensando ampliar la familia, una vez que pase el estrés».
También está pensando trabajar, por supuesto. Dice haber recibido varias ofertas para dar asistencia técnica a municipios y más adelante evaluará el futuro de su partido, SOL.bo, que no sacó ningún concejal en las elecciones, pero que preservó la sigla.
¿Cómo quisiera que lo recuerden los paceños ahora que va a dejar de ser alcalde?
Como un buen alcalde, que ha trabajo de sol a sol por la ciudad, que ha hecho los mejores esfuerzos por mejorar la calidad de vida de los paceños, que ha cumplido con buena parte de los ofrecimientos que hemos hecho a la ciudadanía el 2010 y 2015.
¿Cuál ha sido el mejor momento para usted y para la ciudad?
La inauguración de los Pumas, porque ha requerido de un esfuerzo muy grande. Primero conseguir el dinero, después diseñar el bus junto a la UMSA, fabricar el prototipo, ponerlo a prueba y finalmente encargar la fabricación de la primera flota y ponerla en funcionamiento. Ya tenemos siete rutas y hubieran sido 12 si es que no nos hubieran quemado los buses el 2019. Creo que es uno de los mejores momentos. Y por supuesto, también la inauguración de los hospitales y la implementación de nuestro sistema de salud que es de muchísima calidad.
¿Cuál ha sido el peor momento o el momento más doloroso que le ha tocado administrar?
Los deslizamientos, el del 2011 (Callapa), porque 5.000 personas han quedado sin vivienda de un día para el otro, porque ha sido el evento de mayor magnitud en la historia de la ciudad, con 140 hectáreas deslizadas, y aunque no hemos tenido la pérdida de una sola vida humana, fue un momento dificilísimo el recuperar a estas familias para que puedan retomar su vida.
¿Hay alguna decisión que no volvería a tomar o la repensaría?
El tema del transporte público ha sido un tema difícil, pienso que quizá podríamos haber hecho algunas otras acciones que nos garanticen el cumplimiento de los compromisos por parte de la gente y de los propios operadores. Luego, las decisiones que tomamos, de las cuales no me arrepiento, las hemos tomado para mejorar el transporte público prestado por privados han sido las correctas y han sido las que se necesitan en la ciudad.
¿El problema del transporte es todavía un tema pendiente?
Sin ninguna duda, eso pasa por generar fondos de fideicomiso para que los transportistas puedan mejorar sus unidades vehiculares y que poco a poco se pueda racionalizar el transporte de unidades pequeñas a unidades cada vez más grandes. Eso pasa por convertir los sindicatos en empresas, porque en el fondo son empresarios. Sí, hay mucho que hacer todavía en el transporte público, pero eso pasa por recursos y pasa por voluntad política.
¿Fue un rehén de los transportistas? ¿Se sintió amenazado?
Ni rehén ni amenazado, pero sin duda ha sido el gremio más difícil de la ciudad, pero tomamos la decisión de hacer algo con el transporte público. Entonces, era obvio que se iba a generar un escenario de confrontación y si a eso se le suma la intervención política de los transportistas en contra de nuestra gestión, claro, se ha generado una situación mucho más difícil.
¿Cuál cree que es el sello de su gestión?
Varias cosas. La eficiencia está demostrada en el funcionamiento del sistema de transporte municipal, pero también en el manejo de las finanzas municipales. Hemos recibido premios, somos constantemente evaluados, no hubiéramos accedido a los recursos de crédito, ya sea nacionales o internacionales, si es que no tuviéramos una excelente salud financiera. Pero, también empatía, respeto a la gente. Eso se demuestra en el Puma, en los esfuerzos que hemos hecho para que el Puma no solo sea un transporte, sino un mecanismo de educación ciudadana.
¿En qué área se ha avanzado más y qué asuntos quedan pendientes para el nuevo alcalde?
Creo que en lo que más hemos avanzado ha sido en salud. Hemos construido los nuevos hospitales, está construyéndose el hospital de San Antonio, que lo va a inaugurar el próximo alcalde, los centros de salud han sido refaccionados casi en su totalidad. Otra cosa es que el sistema de salud en su conjunto funcione mal. Quizá falta un hospital en Chasquipampa que tenga que construirse los próximos años, pero con eso vamos a tener los seis hospitales que necesitamos en la ciudad. Lo demás, diría que son tareas que se van a tener que seguir haciendo, van a llegar los 64 buses del Puma y van a tener que abrirse estas cuatro rutas que están pendientes. En el tema de riesgos hemos avanzado bastante, hemos hecho inversiones millonarias en todos los lugares de la ciudad. Estamos resolviendo el tema del congestionamiento vehicular en el centro con los puentes y con los viaductos que se están construyendo, pero falta resolver el problema vial en el oeste de la ciudad (Garita de Lima y Gran Poder). Son temas en los que hacia adelante se tiene que seguir mejorando o perfeccionando lo que hemos hecho.
¿Qué puede decir del plan del alcalde electo? ¿Responde a las necesidades que usted señala?
Creo que sus propuestas se van a poner a prueba con la realidad porque una cosa es pensar, diseñar o soñar, pero otra cosa es la realidad muy compleja que tenemos en la ciudad. Varias de sus propuestas en materia de transporte, por ejemplo, son muy difíciles de llevarse adelante por estas características y dificultades que tiene el sistema. Hemos escuchado propuestas llamativas como que «terminemos las fachadas de la ciudad reduciendo los impuestos de los ciudadanos». Ya lo hemos hecho, y no funciona porque la gente no termina de construir sus fachadas no solo por un tema económico, sino por un tema cultural, hasta de tradición familiar, porque uno construye en el primer piso, los hijos en el segundo y los nietos en el tercero, entonces nunca se termina la casa.
El alcalde electo dice que usted le está dejando un hueco de 411 millones de bolivianos, y que se cobró los impuestos por adelantado. ¿Por qué hizo eso?
No le estamos dejando nosotros el hueco, sino la crisis económica. Las recaudaciones del Estado, al primer trimestre de este año en comparación a las del año pasado, son la mitad. La gente no está pagando impuestos, así de simple. No es un problema de voluntad, es una realidad económica por la crisis de la pandemia y la crisis la está viviendo el planeta entero, el país y la ciudad. Efectivamente hemos adelantado el pago de impuestos el año pasado para cubrir el déficit que ya teníamos. El déficit del año pasado se produjo porque el gobierno nos dijo «les vamos a transferir por recursos de coparticipación 300 millones», pero nos llegó la mitad. Me temo que el alcalde Arias va a tener que hacer lo mismo, va a tener que generar mecanismos e incentivos tributarios como éste, adelantar los impuestos de la próxima gestión para que se vaya estabilizando poco a poco. Es un problema que no se resuelve echándome la culpa, se resuelve trabajando, buscando escenarios de trabajo con el gobierno. Este es un problema de todos los municipios porque la gente no paga impuestos, que es de lo que vivimos las alcaldías. Echarme la culpa a mi es simplemente una anécdota de carácter político poselectoral.
Lo que sí le está dejando es la cantidad de funcionarios. Él dice que en su despacho tiene 400 y que son cerca de 9.000 en la Alcaldía. ¿Son necesarios tantos funcionarios?
Sin duda, y si en tres meses siguen ahí los 9.000 funcionarios, alguien se va a tropezar con sus palabras, la cosa es así de sencilla. El año 2005, Juan del Granado dejó la Alcaldía con algo más de 5.000 funcionarios, hoy tenemos 2.500 más, de los cuales, 1.100 son funcionarios del PumaKatari. Tenemos 150 vehículos, tenemos tres turnos de choferes, lo que hace un total de 450 choferes, a eso súmele los anfitriones, personal administrativo, mecánicos, ahí están los 1.000 del PumaKatari. Otros 1.000 son personal médico de los hospitales que lo pagamos nosotros. Cada hospital en promedio tiene 200 personas, entre médicos, enfermeras y personal administrativo, y el resto son guardia municipal del transporte, los parqueos tarifados. Estos tres servicios no existían con Juan del Granado. Si prestamos más servicios a la ciudad es obvio que se tiene que contratar más gente. Qué va a hacer el alcalde cuando lleguen en septiembre los otros 64 buses, va a tener que contratar gente si quiere que funcionen. Respecto a los 400 funcionarios (de despacho) es simple y sencillamente mala fe o una falta de comprensión. Entre estos 400 funcionarios está la unidad jurídica, la unidad de auditoría interna, comunicación, administración general, recursos humanos, como 15 direcciones, conmigo trabajan seis personas. Qué va a hacer, ¿va a eliminar esas direcciones? cuidado que en tres meses alguien se tropiece con sus palabras cuando efectivamente las cosas se mantengan como están o se reduzca la calidad de los servicios que presta el gobierno municipal.
Y muchos están protestando ahora por falta de pagos y por contratos.
Tenemos retraso por la situación económica, no es algo que no se pueda resolver, se puede resolver en los siguientes meses asumiendo decisiones correctas, pero no entiendo, porque toda esta gente que está protestando (el día de la entrevista protestaban los funcionarios de los parqueos tarifados) es gente que ya se fue al otro lado, ya trabajó con la campaña del otro alcalde y me temo que esta suerte de presión sobre nosotros es una mala señal para ellos.
Hay una especie de cacería de opositores. ¿No teme entrar en la lista? Usted ha sido aliado de Jeanine Añez.
No tendría por qué, tendrían que inventar alguna historia de película para generar algún involucramiento, no lo descarto, pero no hay nada que hacer, no tengo su poder, no tengo dinero, no tengo influencia sobre la justicia, tengo mi verdad. Yo fui aliado de la presidenta Añez cuando ella ya era presidenta.
¿Usted no considera que ha tomado decisiones políticas erradas y eso ha tenido un costo político no solo para su partido, sino para su país? El MAS está de vuelta en plan de venganza.
Sí, sin duda, en los nacional. En qué nos hemos equivocado nuestra dirección partidaria, en haber participado de los procesos electorales nacionales, no debíamos haberlo hecho. Debíamos habernos concentrado en La Paz, que era nuestro mejor escenario, nuestra mejor fortaleza y desde ese momento trabajar para un recambio de la gestión municipal y no lo hicimos porque nos distrajimos en el escenario nacional. Si pudiéramos retroceder el tiempo quizá lo mejor hubiera sido no participar ni de la elección del 2019 ni de la de 2020 y concentrarnos en La Paz.
¿Su partido tiene futuro tomando en cuenta el resultado electoral?
No hemos perdido la personería, corresponderá de aquí en adelante hacer evaluaciones más en profundidad, con cabeza fría. Creo que el escenario electoral que tenemos hoy día es muy distinto al que vamos a tener en 2025. Creo que los actores emergentes en muchos casos van a terminar en medio camino. Analizaremos las cosas y definiremos lo que es mejor para nuestro proyecto, pero con calma, con cuidado, con responsabilidad y evitando cometer los errores que hemos cometido.
¿Usted va a seguir en política?
No en lo inmediato. En lo inmediato pretendo dedicarme a mi familia, a devolverle el tiempo que le he quitado a mi madre, a mis hijas, a mis hermanos, seguramente en unas semanas tomar decisiones sobre un trabajo, hay varias alternativas y ofertas que me han hecho prestando asistencia técnica a municipios.
¿Cómo se siente anímicamente luego de 11 años en el cargo?
Anímicamente bien porque la verdad es que ha sido un honor ser alcalde de la ciudad, nos vamos satisfechos de haber hecho lo que teníamos que hacer, de todo lo que le estamos dejando a la ciudad, que no son cuentos, la gente ahí los ve: los puentes, los viaductos, los hospitales, los PumaKataris, los 112 barrios de verdad que hemos construido en las laderas, las obras de prevención.
Fuente: pagina siete