Las heroínas de la gastronomía boliviana

En anteriores tiempos la interiorización del sistema de dominación que otorgaba no solo diferencias ontológicas según el sexo, sino también distinciones de orden social y de división del trabajo, era normal oír aquel dicho “las mujeres a la cocina” y así las despreciaban con el título de “amas de casa”.

Ramón Freixa

Un día oí a una persona que me aclaró este término y con un sentido común aplastante me habló del valor idéntico de los sexos, y la grandeza de cada persona, así como de la promoción profesional de la mujer.

Está claro, en la ecología humana, que los varones y las mujeres, aunque compartan todo lo esencial en la común naturaleza humana, tienen, a veces, distintas sensibilidades y necesidades: experimentan el mundo de forma diferente, sienten, planean y reaccionan de manera desigual, esto lo puede percibir cualquier persona realista.

Por tanto, creo que hay que huir de las tradiciones represivas, de clichés y de prejuicios, y también de formas de vida de antes que se habían vuelto estrangulantes.

Siempre he pensado que el trabajo de la mujer en su casa era una verdadera empresa, no en vano eran nutricionista, médicas, ingenieras, pedagogas, economistas … y tristemente las ninguneaban.

Ahora en el campo gastronómico el trabajo de la mujer es mucho más importante que el de los varones, y no solo hablo de la famosa  Carme Ruscalleda, sin ir más lejos como suelo llamarlas, tenemos verdaderas heroínas en el mundo culinario que están transformando este rubro en Bolivia.

Como Ariany Baldivieso de “El Mordisco” que ha revolucionado el concepto de la cocina emergente, María Paula Baldiviezo que después de su máster en Perú llega para comandar el proyecto gastronómico de Manzana 40, o Ingrid Dominguez de “Alleggro” que con un coste personal y un máster en pasta en Italia está en la cumbre de la cocina italiana, y que decir tiene Inés España una de las pioneras de Bolivia en la calidad gastronómica, Mariana Eterovic que ha sido la chef de grandes artistas de fama mundial, y la valiente Carla Landívar donde sus limitaciones le han hecho grande el mundo del dulce, Camila Lechín  “Los Tajibos” comandando tres establecimientos gastronómicos de alto nivel  o Rocio Orosco de “Muelle 18” que ha puesto en Bolivia por todo lo alto la cocina peruana, y no me olvido de la gran Nicole Wille que recién comenzará su proyecto de marca personal en Santa Cruz, o Birgit Henike, Akira Shimabukuro  Michiaki en el mundo del Sushi.

También destacan ya las jóvenes chef emergentes, como Dulce G Méndez, Gladys Taboada, Shane Maughan de la saga de City Bistro que han pasado por las escuelas nacionales e internacionales

Y no se quedan en el tintero tantas y tantas mujeres que, desde pensiones, agachados y mercados hacen esta labor todos los días con mucho éxito como Pura Patiño de las Petillas.

No es menos rendir homenaje a las mujeres investigadoras, innovadoras, artistas que además de chef son grandes maestras en el arte de epicúreo en los caterings como Fabiana Añez Castedo, Sonia Pereira de Laguna, Erika Castro, Marcela Leite y Sandra Roca entre otras.

No quiero olvidarme del gran trabajo que está haciendo en la Paz el CEFIM instituto de gastronomía que capacita desde hace 29 años a mujeres para mejorar sus oportunidades laborales en este campo y ha sembrado por todo Bolivia a cientos de chef anónimas.

La gastronomía es muy poca cosa sin la mano, la energía, la intuición, la sensibilidad y el buen gusto de la mujer.

Fuente: Forbes Bolivia