La madre señaló que nadie puede entender lo que siente, porque no han pasado por un dolor tan grande como el suyo.

Fuente: Red Uno
En Cochabamba, Pilar Reyes es la madre de María del Carmen Carballo, la adolescente que fue violada y asesinada por miembros de la pandilla Wander Rap, una de las más peligrosas de Cliza, en marzo de 2016.
“Para los pobres no hay justicia. Me han quitado a mi hija y me han amenazado con matar a otra de mis hijas, pero voy a seguir, aunque me cueste la vida. Han dejado libre al principal autor, sentenciado, pero nunca voy a dejar este caso. Ya he sufrido mucho y ojalá me den justicia”, dice.
La búsqueda de justicia sólo le ha dejado deudas, amenazas y ha provocado la desintegración de su familia. Su esposo, se fue al extranjero y sus cinco hijas dejaron su hogar por temor a que los pandilleros cumplan sus amenazas; algunas están en otros municipios, otras fuera del departamento y del país.

El domingo 13 de marzo de 2016, la adolescente, de 16 años, fue a vender frutas al mercado de Cliza. Ese día, Omar Alejandro Ordoñez, su enamorado, la llevó a la Feria de la Ambrosía en la comunidad de Ana Rancho. Fueron a un local donde compartieron con amigos. La trasladaron a un lote baldío y ahí le comunicaron que debía mantener relaciones íntimas con 10 integrantes de la pandilla. La adolescente se negó, pero ellos la sujetaron, golpearon, violaron y uno de ellos la asfixió mientras evitaba que grite.

Omar, integrante de la pandilla Wander Rap, consiguió su libertad hace casi dos semanas, pese a que fue sentenciado a 30 años de presidio sin derecho a indulto, el 31 de agosto de 2017. Hay otros cuatro hombres más que fueron condenados con la pena máxima por este crimen.
“Mi hijita sufrió mucho antes de morir. Le fracturaron los brazos, le jalaron tan fuerte que le sacaron cabellos, le golpearon y como seguía luchando por su vida la asfixiaron hasta matarla”, contó a un medio local.
La madre aún guarda el reporte donde está la foto de María del Carmen debajo del texto que dice “Persona desaparecida”. No entiende cómo la vocal de la Sala Penal 1, Mirtha Mabel Montaño, decidió dar libertad a Ordoñez, el principal autor del feminicidio de su hija, quien fue sentenciado.
El hombre salió de la cárcel hace poco más de una semana tras pagar una fianza de 100 mil bolivianos y tramitar su arraigo. Tiene que presentarse cada lunes a la Fiscalía para firmar el cuaderno y el registro biométrico, no debe acercarse a la familia de la víctima ni a testigos o peritos, no puede consumir alcohol ni portar armas. Si incumple cualquiera de esos requisitos, Ordoñez volvería al penal.
